domingo, 23 de julio de 2017

Un museo al aire libre


"Sol ardiente de junio" de Lord Frederic Leighton, 1895. Museo de Arte de Ponce, PR.*

Las veces que he ido al Museo de Arte de Ponce, no he podido evitar la sensación de encantamiento ante el cuadro Sol ardiente de junio. Ante él, quedo toda atontada, atolondrada, maravillada. Trato de poner cara de intelectual o entendida del arte, pero mi rostro solo logra montar una mueca: los ojos algo desorbitados, la boca entreabierta bulbuceando incoherencias y la cabeza ligeramente inclinada. ¡Vaya espectáculo el mío! Es que no puedo dejar de mirarla; de susurrarle al oído lo hermosa que es. Les digo que es todo un espectáculo digno de You Tube.



 A veces la pintura nos afecta así, a nivel visceral. Sin que sepamos la técnica utilizada, la época o quién la pintó, la misma se estrella contra nuestra razón y los sentimientos. Ahora que lo pienso, creo que eso mismo fue lo que me pasó hace un par de años: un choque visceral contra lo bello. Mientras conducía por una de las calles de San Juan, encontré que en las paredes de un estacionamiento habían pintado gigantescos murales que me dejaron sin aliento. Murales que reflejaban la realidad urbana entre imágenes cotidianas y fantásticas. Detuve el carro para mirarlos, admirarlos... y retratarlos. La intensidad de los colores y las figuras representadas, me dejaron atontada, atolondrada, maravillada. En ese museo al aire libre no tenía que poner cara de intelectual; solo tenía que contemplar los murales en silencio. 



Esta experiencia me recordó una película que vi hace par de días: Mona lisa Smile con Julia Robert. La película, entre otros temas y dilemas, nos hace una pregunta ¿qué es el arte? La pregunta puede parecer algo capciosa y simple si lo que viene a nuestra mente es la Capilla Sixtina, la Venus de Nilo, Las meninasFlaming June. Ante esas y muchas obras, la respuesta parece sencilla. ¿Pero, será igualmente fácil la respuesta cuando estamos frente a un mural grafitado en alguna calle de la ciudad? ¿Acaso aquella expresión pictórica urbana podía llamarse arte?



¡Vaya pregunta! Por mi parte, yo confieso que todavía pongo cara de atolondrada frente a Flaming June. También confieso que dejé de poner cara de intelectual en los museos. Me concentro solo en el goce. No obstante, la pregunta de qué es el arte regresa a mí fresca y lozana como si el tiempo no pasara sobre ella. ¿Cuántos siglos llevamos haciéndonos la misma pregunta mientras ella parece no haber envejecido ni un segundo? Mucho se ha teorizado sobre el tema. Se han escrito cientos, sino miles, de análisis e investigaciones al respecto. Sin embargo, la respuesta ha sido elusiva hasta el momento. ¿Será, entonces, que no existe una sola respuesta correcta?




Sobre ese particular, permítanme compartirles una de las escena de la película que más disfruté y que me parece pertinente para el tema.



No existe una respuesta correcta, es lo que presenta la escena de Mona lisa Smile. Ella nos propone acercarnos al arte de manera más natural y orgánica; permitiéndonos sentir curiosidad dejando que el arte no solo cuente su historia sino que nos revele la nuestra. Si venimos a ver el arte no es otra cosa que la manifestación tangible de aquello que consideramos bello y del cual obtenemos disfrute. Una manifestación vulnerable a la sociedad y a los tiempos que le haya tocado vivir. ¿Cuántas veces grupos intelectuales de moda han considerado como «basura» alguna representación artística para más tarde convertirse en una maravilla dentro de su género? Creo que, al final y al cabo, lo importante es la comunicación y el goce. ¿Qué importa si la pieza que amo y me conmueve está en un museo o en las paredes de un estacionamiento? ¿Qué importa si el museo es bajo techo o al aire libre? Si yo lo que busco es la conexión empática entre el autor y mi espíritu. Afortunadamente, esa conexión la podemos experimentar frente a un cuadro, una escultura o un grafiti en el estacionamento de alguna calle convertida en ese instante en un museo al aire libre.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario