sábado, 29 de julio de 2017

Me he movido



Es cierto que me he movido lento,
pero me he movido.
Es cierto que he mirado al futuro con recelo
como esperando encontrar nubes grises
en vez de soles.
Confieso todo esto y más.


Confieso que me ha dolido la vida
al medir con el alma
la distancia entre mi tierra y mi exilio.
Confieso que he llorado callada
y confieso que no sé si dejaré de hacerlo.


Son ciertas tantas cosas de mí
como son muchas las confesiones guardadas.
Solo quiero ser yo,
auténtica y única.
Un Yo que no tenga que disfrazarse de roca
cuando en realidad es frágil cristal,
al menos, por ahora.


Sí,
solo por ahora me siento perdida.
Solo por ahora me siento en el exilio. 
Solo por ahora siento este dolor
que se traduce en lágrimas,
lágrimas que esculpen delicadas
la estatua de cristal que es mi Yo.


Respiro lento y profundo.
Sé que todo acabará.
El dolor se transformará
en celebración genuina
y el exilio en hogar.
Entonces, el cristal volverá a ser roca,
el sol brillará como mil soles
y el futuro se presentará alegre,
juguetón y enternecido.
Porque, aunque es cierto que me he movido lento, 
¡me he movido!

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