lunes, 15 de mayo de 2017

Estepa ©




Eres solamente estepa
y, como tal, arderás en el fuego
de una nostalgia sempiterna.
Eres solamente estepa.

Los dedos que en otrora 
fueron el bálsamo de tus heridas
hoy serán la mecha acandilada
para todas tus desdichas.

Ni siquiera yo deseé que ardieras,
pero tú, y solo tú,
encendiste un fuego que no conocías,
que no entendías.
Tus palabras y acciones
se convirtieron en el acelerante de tus desdichas.

Fuiste tan arrogante, tan prepotente.
No pensaste en mí.
¿Por qué hacerlo?
Si lo único que escuchabas
era el zumbido putrefacto de tus palabras.

Eras rosa,
eras perfume;
eras un bello lirio
y, a la vez, un robusto roble.
Te cegó tu belleza;
te engañó tu perfume;
te embriagó la savia envenenada de tu corteza.

Y ahora,
ahora,
te das cuenta que eres solo estepa.
Que no cuentas, ni contarás, con el sosiego de mis dedos.
Ya mi mano no se extenderá a tu favor
ni siquiera para el consuelo.
Mi dedos formarán la mecha 
y mi determinación será el fuego
que quemará todos aquellos «te quiero»
hechos de paja y hojarasca.  

Yo no quería que ardieras,
pero tú has sido el artífice de tu propio siniestro
incendiando todo lo bello
con esa actitud arrogante
que lo convirtió todo 
en pólvora,
en fuego
en cenizas,
en nada.



____________________
Poema de mi autoría. Derechos reservados.

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